El viernes salimos a pescar con el velero de Arturo, él, su hijo Marco, mi padre y yo. En principio se auguraba una mala tarde para pescar, ya que las predicciones climatológicas no eran muy buenas, pero al final lo pasamos estupendamente: entre risas y emociones fuimos sacando bacoretas, atunes y llampugas.
Con mucho más criterio que antes vamos escogiendo las moscas adecuadas para cada especie, y la verdad es que ya tenemos un buen surtido de éstas en varios tamaños, formas y colores que no nos defraudan.
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Miguel (sobrino de Arturo) con una bonita Bacoreta de hace un par de semanas.
Un gusto verlo pescar tan bien y sobre todo tan ilusionado con la edad que tiene.
¡¡¡Felicidades!!!
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Servidor con una llampuga.
Ya estoy ansioso por volver a salir a por estos peces, y verlos saltar rabiosos después de zambullir la mosca.
La pesca a mosca en el velero no es que sea excesivamente sencilla o ideal, ya que existen un montón de obstáculos físicos que la dificultan, pero también tiene su punto romántico ya que, si el tiempo lo permite y se puede navegar a vela, es una experiencia muy bonita.
A ver si tenemos suerte y el próximo día podemos echar al agua los patos para poder acercarnos mucho más a las pajareras o a las zonas donde puede haber llampugas, y pescarlas desde éste.
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Bacoreta.
De vuelta a puerto entre picadas y una puesta de sol muy bonita pudimos hacer también algunas fotos Marco y yo, aunque con el movimiento del barco nos fue algo complicado.
Saludos
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